Según un reciente estudio publicado en la revista científica The Lancet Planetary Health, resulta que el Botxo es una de las ciudades del Estado que genera más emisiones contaminantes. Aire sobrecargado de partículas de dióxido de nitrógeno convierten la respiración en Bilbao y su área metropolitana en una actividad no del todo sana. Como se apunta en el estudio, los espacios verdes resultan beneficiosos para la salud dado que contribuyen a mitigar la contaminación atmosférica y acústica.
Gestionar en clave de verde no consiste en peatonalizar y «decorar» el tramo de calle frente al colegio público Cervantes, sino en impedir un pelotazo que pretende construir un meteorito donde debería haberse plantado un parque. O lo que es lo mismo, en preservar un hueco que invite, entre otras muchas cosas, a respirar profundamente. Más aún si tenemos en cuenta que prácticamente un 70% de nuestra ciudadanía carece de un espacio verde de proximidad. Blanco y en botella.
Recientemente, nuestro alcalde Juan Mari Aburto recordaba a los galardonados, miembros del jurado y organizadores de los premios Fronteras del Conocimiento que otorga la Fundación BBVA, la necesidad de dar «un giro decidido hacia lo social y lo medioambiental».
¿Qué habrá querido decir en realidad? ¿En qué consiste ese giro decidido? ¿En haber recalificado un terreno destinado a uso docente para permitir su derribo y la posterior construcción de un meteorito destinado a otros usos no necesariamente docentes? ¿En impedir que el alumnado y el profesorado del colegio público Cervantes pueda abrir las ventanas porque el ruido es insoportable y el aire insalubre? ¿En hacer temblar los cimientos de las viviendas colindantes? ¿En pulverizar la última oportunidad de tener un hueco verde en el corazón del barrio de Abando?
En la imagen, una docena de vecinas y vecinos de Bilbao sostienen una manzana verde en alto. Una muestra, pequeña pero rotunda, de buena ciudadanía que lucha por lograr que ese giro decidido hacia lo social y lo medioambiental se haga realidad.
El próximo jueves volverán a reunirse: 14 octubre 2021. Si quieres sumarte, acércate al tramo peatonal de Lersundi que hay frente al colegio Cervantes. Estaremos desde las 17 hasta las 18 h. No olvides traer una manzana verde. Jueves a jueves iremos sumando.
Te esperamos todos los jueves, de 17 a 18 h, en el tramo peatonal de Lersundi que hay frente al colegio Cervantes. Si puedes, ven con una manzana verde. Queremos compartir nuestro estado de alarma ante algo que no debería estar ocurriendo. ¿Piensas que esto se ha acabado? Para nada, acércate y te lo contamos.
Ruido, polvo, un paisaje desolador. Eso te vas a encontrar. Es importante que lo veas y lo escuches, que respires el aire que respiran las niñas y niños del colegio Cervantes, las vecinas y vecinos del barrio de Abando, la gente de Bilbao.
La idea es estar un rato, intercambiar impresiones, compartir malestar, preocupación, energía, recoger propuestas, sumar. Esto es un sinsentido, pura prepotencia y un pelotazo en toda regla. Hay que seguir luchando, precisamente por eso. Cuestión de pensar en verde, en clave de salud en el más amplio sentido del término.
Cuando vengas, podemos sacarnos fotos mostrando la manzana. Así, semana a semana iremos incorporando aquí vuestras palabras, imágenes, lo que surja. Este jueves, el próximo, el siguiente… Ir viendo.
El único espacio libre que aún respira en el barrio de Abando está amenazado por un proyecto de la diócesis de Bilbao, que ya ha arrancado dos palmeras icónicas, centenarias. Quieren demoler la (¿antigua?) Escuela de Magisterio BAM para construir una gigantesca mole de cemento destinada a albergar su nueva sede y una clínica privada de Mutualia. La cancela está cerrada, pero sabemos que hay movimiento en el patio. El ruido ya ha comenzado.
Este hueco se ubica en la antigua manzana 31. A escasos metros, cada mañana más de 300 niñas y niños acuden al Colegio Público Cervantes.
Imaginad por un momento que este sinsentido se hace realidad y que, tal y como pretenden este verano (ya mismo) comienzan tirar el edifico (en perfecto estado, por cierto).
Preguntas obligadas: ¿Estamos locos? ¿Es que esta pandemia no va a servir para pensar en clave verde? ¿Se le puede hacer esto al alumnado y profesorado de un colegio? ¿Por qué semejante despilfarro? ¿Quién gana y quién pierde con este pelotazo?
Si eres capaz de esbozar lo que no tiene que pasar, acércate el jueves de 11 a 12 h y te sacamos una foto con una manzana verde frente a la manzana 31 (esquina Heros con Lersundi).
A lo largo de estas semanas tu foto ha abrazado un árbol de nuestro paisaje. Comenzamos colgando las imágenes en el perímetro de la escuela de magisterio BAM, el edificio que quieren demoler. Nos parecía lo más lógico pero, de la noche a la mañana, desaparecieron sin dejar rastro. Sabemos, nos lo han contado las palmeras, que no eres tú quien te la has llevado. Ojalá hubiese sido así.
Lejos de desanimarnos hemos seguido recorriendo la ciudad con un criterio más aleatorio. Hay muchas fotos abrazando troncos en muchas calles de Bilbao. Confiamos en que, antes o después, podrás encontrar la tuya.
Este pelotazo es un sinsentido, siempre lo ha sido, ahora más que nunca. Parece mentira que desde la vieja normalidad aún no se entienda. De hecho, hoy mismo, el Ayuntamiento de Bilbao ha retirado las pancartas que habíamos colocado en la fachada del colegio Cervantes. Justo hoy, a dos días del domingo electoral y a más de un año de su colocación. La censura no es cosa del pasado y los tiempos que corren invitan a una reflexión profunda y urgente.
Las palmeras están muy atentas. Nos han contado que han visto manos extrañas arrancando vuestras fotos.
—Así, como con rabia.
Afortunadamente tenemos muchas imágenes para seguir abrazando árboles, todas las que hagan falta, y cuando se lo hemos explicado se han quedado tranquilas.
Esta semana añadimos la calle Heros al plano que vamos a ir recorriendo. Lo hacemos con gusto, acariciando la corteza, el tronco de unos habitantes silenciosos y necesarios. Nosotros los escuchamos, ellos lo notan.
Podrás ver las fotos a partir del viernes 12 de junio de 2020.
Han sido unas semanas extrañas en las que el tiempo parece congelado. Un duro paréntesis entre antes y a partir de ahora, pero también una oportunidad para reflexionar. Nos gustaría creer que este tsunami ha servido para entender que necesitamos ciudades habitables y saludables. Es imperativo que los espacios públicos se rodeen de verde y no de gris.
Durante este confinamiento las palmeras no se han sentido solas porque hemos estado muy pendientes de ellas. El obispado ha obtenido el permiso necesario y desde el mes de mayo pueden llevárselas.
Por el momento no retomamos la cita de los jueves. En su lugar, hemos decidido abrazar árboles de nuestro barrio con las imágenes que nos habéis regalado. Cada semana escogeremos un espacio del corazón de Abando. Empezamos ya.
A partir de este viernes 5 de junio encuentra tu foto en los árboles de la calle Juan Ajuriaguerra (entre Ercilla y Alameda Recalde). Puedes darte un paseo y saludar a las palmeras. Te lo agradecerán.
—¿Tú crees que lo sabrán? —Sí, esto ha sido muy gordo, no me puedo creer que nos haya dejado. —Tengo miedo, ¿cuántos amigos van ya? —He perdido la cuenta, es tan duro lo que está pasando con los viejos… —Estoy un poco asustada, la verdad. Nosotras también somos viejas, a ver si vamos a ser las siguientes. —No, no creo, la gente está muy pendiente de nosotras, lo noto. —Mira, ¿ves a esa mujer con el perrito? —Sí, pasea mucho por aquí. —Pues escucha, escucha lo que está diciendo.
… Leo y yo volvíamos ayer a casa para el aplauso de las ocho de la tarde. Hacía un calor agobiante y la gente caminaba con desgana. La brisa se convirtió en un viento fuerte y huracanado que levantaba hojas, guantes de plástico y todo lo que encontraba a su paso. Nosotros aceleramos el paso Gran Vía arriba a fin de acabar nuestro paseo en la plaza Elíptica. A Leo le gusta levantar la pata en uno de sus arbustos. De pronto, escuché un ruido extraño y mis ojos contemplaron a cierta distancia unas imágenes desconcertantes…
—Ese ruido, se me ha quedado grabado. —Todavía estoy temblando.
… en la acera de enfrente un gran tilo se inclinaba con lentitud hacia la calzada. Las personas que paseaban corrían para ponerse a salvo, los ciclistas aceleraban su marcha. Los que empujaban las sillas de ruedas proporcionaron a sus ocupantes una carrera que, seguramente, nunca olvidarán. Un autobús urbano frenó en seco y el que le seguía pudo detenerse a unos centímetros. Los policías estacionados en las inmediaciones desviaron el tráfico y despejaron la zona…
—¿Tú te imaginas? —Terrible.
…por fortuna, el malherido tilo supo morir dignamente, sin herir a nadie. Los pájaros que anidaban en sus ramas ya no se escucharán cuando la ciudad esté silenciosa…
—Pobrecillos, están desolados. —Si no encuentran cobijo, nosotras les acogemos. —Escucha, que esto también es importante.
… esta mañana, he querido ir a visitar los restos del centenario tilo. Un jardinero municipal me ha dado unas ramas que darán aroma a mi casa hasta que se sequen y me ha dicho que el árbol tenía más de cien años y que parte de sus raíces se habían secado debido a una zanja que abrieron a sus pies para canalizar la fibra óptica. Me ha explicado que hace unos años cayó el del otro lado…
—¡Es verdad! —Me acuerdo perfectamente. —Y tú espera, que al de su izquierda le están haciendo lo mismo. —No lo entiendo, ¿es que no piensan? —Claro que piensan ¡En lo suyo! —Como les vea les tiro un dátil. —Un coco les tiraría. —Lo malo es que los que deciden y firman no pasean por aquí. —Ya, y los que cortan las raíces son unos mandados. —Vaya pandilla de incompetentes, hay una falta de sensibilidad terrible. —Sí, pero no todo el mundo es así…
… mientras regresaba a casa con las ramas del tilo en la mano, recordé el poema de Antonio Machado “A un olmo seco”, que días atrás había escuchado cantar a Serrat mientras hacía un poco de ejercicio en casa. Consulté en internet la letra de la poesía y con sorpresa comprobé que fue escrita un 4 de mayo. El mismo día que cayó este árbol en la Gran Vía 108 años después. Al famoso tilo del Arenal, cuyas raíces dicen que llegaban hasta la Plaza Nueva, el periodista Esteban Calle Iturrino le escribió este epitafio: “Era muy viejo y muy bilbaíno”. Murió a los 132 años a la una menos diez minutos de la madrugada del 1 de abril de 1948, derribado por un viento huracanado. Aquélla misma noche acudieron muchos bilbaínos a despedirse del árbol y llevarse unas astillas y unas hojas. Había sido testigo de procesiones, grandes fiestas o desfiles triunfales del Athletic. Pero también de bombardeos, huelgas y manifestaciones. Unamuno escribió cartas de amor bajo su sombra y Antonio Trueba esperaba la inspiración junto al querido árbol. Ramiro de Maeztu y José Ortega y Gasset llegaron a recitar algunos de sus poemas bajo el mítico tilo. Tanta debía ser la fuerza y la magia que destilaba el árbol que hasta Zuloaga lo pintó…
—Escuchando estas palabras, ¿no tienes la sensación de que se está perdiendo el respeto, el culto que tenía nuestra ciudad al árbol? —Sí, no es una sensación, es una certeza. —A ver si esto que está pasando ahora les hace reflexionar. —Ya podía ser verdad y nos dejan quedarnos aquí para siempre. —No las tengo todas conmigo, que desde mayo ya pueden venir a por nosotras. —Ay, sí, que el obispado ya ha obtenido la autorización para cambiarnos de sitio. —Si Machado levantara la cabeza…
SOL DE INVIERNO
(con el permiso de Antonio Machado)
Es mediodía. Un parque. Invierno. Anchas sendas; simétricos montículos y ramas desnudas. Bajo las dos palmeras, bancos de madera y en un rincón del parquecillo, niñas y niños. Bullicio. Un viejecito dice, a su compañera de banco: ¡El sol, esta hermosura de sol! La infancia juega… El agua de la fuente resbala, corre y sueña clamando muy bajito: ¡Qué suerte tener este huequito!
B:
No, si te fijas queda alguna manzana. Y si no me equivoco, en el
estante de abajo aún hay cebollas.
A:
Cebollas, sí.
B:
Son tan humanos.
A:
Tienen miedo.
B:
Por eso piensan mal.
A:
Pero nosotras también tenemos miedo.
B:
No es lo mismo, aunque yo hoy me siento muy sola. Cada vez hay menos
gente en la calle.
A:
Es lo que tienen que hacer, quedarse en sus casas.
B:
¿Tú crees que se acordarán de nosotras?
A:
Eso seguro.
B:
Si lo piensas un poco, lo mismo hasta nos viene bien.
A:
¿Lo que está pasando?
B:
Sí y no.
A:
No te entiendo.
B:
No me refiero al virus, a la enfermedad física que provoca, pero sí
a cómo puede influir en la manera de pensar a partir de ahora.
Fíjate en el consumo depredador, ya ves cómo han dejado el súper…
A:
Bueno, esto es un poco parecido, el vacío que podría generar este
pelotazo, quiero decir.
B:
Sin pensar en los demás.
A:
Amasar y amasar.
B:
Para dejar al barrio sin este espacio, sin nosotras.
A:
Y al cole sin luz.
B:
No, si al final voy a tener razón…
A:
No queda otra que esperar.
B: Menos mal que estás tú.
A:
Me has leído el pensamiento.
B: Normal, casi un siglo juntas…
La cita de los jueves queda pospuesta indefinidamente. Mientras, quédate en casa y ayuda a contener la propagación del COVID-19.
Todos los jueves de 10 a 10:30 h. seguimos sumando retratos delante de las palmeras del patio de BAM. Con las más de 450 fotografías estamos recorriendo nuestro barrio, Abando. Hemos/habéis estado en el Colegio Cervantes, en el Bar Morrocotuda, en el Bar Stand By, en la tienda de ropa Moiqut, sin olvidar la increíble exposición de postales navideñas realizadas por las niñas y niños del Cervantes que decoró la fachada del colegio.
La semana pasada, en la Librería Binario, no solamente colgamos vuestras fotos sino que y publicamos el libro Pelotazo en Abando, la historia de la Operación Obsipado-Murias-Mutualia narrada colectivamente de forma amena y fácil de entender. Un libro vivo porque se va actualizando cada día. Cada copia es diferente y está encuadernada con cartones encontrados en nuestras calles. Te sorprenderá, no te quedes sin él.
Este jueves 13 de febrero de 2020, a partir de las 19:00h, acércate al bar Mr. Marvelous (c/ Heros 18) para ver la nueva exposición. Una buena excusa para charlar y tomar un vino. Es posible que encuentres tu fotografía y si es así, ya sabes, te la llevas porque es para ti. Allí nos veremos.
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