Esta semana hemos dirigido la solicitud la solicitud al Alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto Rique, en función de lo señalado en el Avance del PGOU como aportaciones de la ciudadanía al diagnóstico:
PROPONER al Ilmo. Alcalde de Bilbao que, en función de lo previsto en el capítulo 7, «Protección del patrimonio cultural”, del Avance del Plan General de Ordenación Urbana y de lo señalado en su encabezamiento como «Aportaciones de la ciudadanía al diagnóstico”, donde se dice expresamente que «Los edificios, aunque no guarden valores histórico-artísticos, si forman parte de la identidad comunitaria y de la imagen que el vecindario tiene de su barrio, podrían ser catalogados y obtener la protección correspondiente”
SE INCLUYA dentro del inventario del Patrimonio Local de Especial Interés al conjunto formado por el edificio, arbolado y patio ubicado en la confluencia de las calles Lersundi, Barraincúa y Heros, en Bilbao, al efecto de que, con el ámbito competencial que le es propio y en ejercicio de su responsabilidad cívica, urbanística e histórica de Bilbao, resulte protegido de alteraciones que desvirtúen sus valores y simbolismo
para que haga lo posible por detener la aprobación la solicitud de licencia de derribo del edificio existente.
Esta mañana, la Asociación vecinal Plataforma por un Abando habitable y saludable (abandohabitable.org) ha presentado en el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco una solicitud de incoación de expediente para la declaración de Bien Cultural para el conjunto formado por colegio, arbolado y patio del conjunto situado en las calles Lersundi, Heros y Barraincúa, al amparo de la Ley 6/2019, de 9 de mayo, de Patrimonio Cultural Vasco (BOPV, lunes 20 de mayo de 2019), así como la paralización preventiva del derribo del inmueble cuya licencia ha sido solicitada el pasado martes 2 de julio.
Extraemos algunos párrafos del escrito presentado:
Objeto de interés
La solicitud formalizada en este documento se refiere a un espacio singular ubicado en la trama del Ensanche de Bilbao. Abierto a tres calles (Lersundi, Barraincúa y Heros), se define como número 2 de Barraincúa, siendo colindante a las paredes medianeras de los edificios 4 de la misma calle y 9 de Lersundi.
La parcela consta de una superficie de 2.015 m2, dentro de la cual existe un edificio de planta baja más seis plantas, con 4.570 m2 construidos, que no ocupa toda la superficie parcelaria. Ante el mencionado edificio se alzan dos palmeras de más de 100 años de vida y, a continuación, la parcela se mantiene libre de edificación desde que esta zona del Ensanche fue diseñada, en 1876, esto es, hace 143 años.
El edificio fue desde el año 1907 un Colegio de las Carmelitas de la Caridad que estuvo operativo hasta 1992 en que fue transferido al Obispado de Bilbao, el cual instaló en él su Escuela de Magisterio. El espacio libre de edificación fue y ha venido siendo hasta la actualidad el patio de juegos escolares de los mencionados Colegio y Escuela.
El interés de esta solicitud y el hecho de presentarla en este momento vienen determinados por la amenaza de desaparición que pende sobre esta parcela y construcción sin haberse tenido en cuenta suficientemente, desde nuestro punto de vista, los valores históricos, culturales y emocionales del lugar. El 2 de julio de 2019 el Obispado ha solicitado licencia de derribo en el Ayuntamiento de Bilbao (número de expediente 2019-038154) y ha anunciado que pretente comenzar en agosto de este año.
(…)
Valores históricos y patrimoniales
La lista de nombres de arquitectos intervinientes en este edificio es de rango superior: Basterra, Amann, Iñiguez de Onzoño… avalan la necesidad de tener una consideración acerca del edificio. Cada uno fue dejando su huella sobre los anteriores.
Unos se fueron apoyando en otros, desde un neogoticismo recargado y tardío hasta un protomodernismo sencillo y funcional, que es el aspecto que muestra en la actualidad.
Pero no es solamente la arquitectura, sino, sobre todo el espacio abierto situado ante el. Es indudable que este espacio no hubiese existido sin el colegio, de manera que, aunque el inmueble se haya venido adaptando a las necesidades del establecimiento docente a lo largo del tiempo, el patio de recreo se ha mantenido inalterable.
Es por tanto la unión de colegio y patio lo que tiene una singularidad relevante que queda puntuada o subrayada por la presencia de las dos centenarias palmeras ante la fachada del edificio.
La mayor parte de los inmuebles de viviendas alrededor de este lugar son también centenarios, anteriores incluso a la existencia del Colegio. De hecho, la numerosa población en este sector del Ensanche fue, con seguridad, uno de los motivos que alentaron a la Orden Carmelita a asentarse en este lugar.
Por tanto, el paisaje urbano de esta zona puede decirse que se ha mantenido inalterado durante más de un siglo, considerándose que este paisaje es un valor urbano de notable importancia.
Pero aun hay más y se trata de un valor simbólico y emocional. Este es el único edificio y solar que, manteniéndose hasta hoy como fue siempre, sobrevivió a los bombardeos del ejército comandado por general Emilio Mola: colegio, patio de recreo, palmeras centenarias no olvidemos el carácter simbólico de la palmera en el imaginario cristiano: símbolo de la paz), entorno urbano coetáneo al lugar.
(…) Estamos, por tanto, ante un lugar histórico que fue testigo de un acontecimiento pionero en las indiscriminadas tácticas de guerra sufridas por la población civil desarmada y que en adelante se ha convertido en el emblema de la guerra moderna tal y como lo anunció y explicó en 1937 el periodista y testigo de los bombardeos, George Steer.
Exponemos a continuación 2 fotografías aéreas de Bilbao y Abando que contienen objetivos de las operaciones de bombardeo y que fueron utilizados por los mandos italianos y alemanes.
Por lo tanto, este sitio histórico, entendemos que debe mantenerse tal cual, con funciones diferentes si así lo desea la propiedad, como un memorial a las víctimas de los bombardeos sufridos por Bilbao durante la guerra y en los que fallecieron centenares de personas, incluidos numerosas niñas y niños.
El destino de este lugar debería contemplar un Memorial a las Víctimas de los bombardeos en Bilbao y en su conjunto debería llamarse el parque de la paz. El espacio libre que se propone se concibe como un espacio verde, que cumpla funciones de esparcimiento y relación social, así como centro de espiritualidad Interconfesional, para fomentar la promoción del bienestar equilibrado de las personas. En este sentido, la cubierta con suelo vegetal y la plantación de árboles y arbustos favorecerá la creación de ambientes de calma y mejorará la calidad del aire y la amortiguación de ruidos.
En base a lo cual, solicitamos:
La paralización cautelar de las obras de derribo del edificio existente, cuya licencia ha sido ya solicitada al Ayuntamiento de Bilbao, y
la incoación de un expediente para su posible protección como Bien Cultural de Protección Especial dentro de las categorías de “jardín histórico” y “espacio cultural”, señalados por la Ley de Patrimonio Cultural en su Artículo 9, “Categorías de protección del patrimonio cultural inmueble”, apartados (d) y (f) en función de ser “Jardín histórico: espacio delimitado y diseñado por el ser humano, que tiene valores y atributos naturales y culturales” y “Espacio cultural: ámbito natural, terrestre, costero o fluvial, rural, urbano o periurbano en el que se identifican significados diversos, tanto tangibles como intangibles”.
Esta solicitud también ha sido remitida al Gobierno Vasco y a la Diputación Foral de Bizkaia y se remitirá al Ayuntamiento de Bilbao.
La arquitectura y el urbanismo en las ciudades vascas viven momentos de profunda transformación que están acabando con valores patrimoniales de carácter histórico, artístico y paisajístico-ambiental que deberían ser objeto de preservación y buen mantenimiento como parte del legado heredado de tiempos pasados y que han conducido a la sociedad vasca a una forma y manera de ser peculiares, es decir, a lo que somos hoy porque antes de nosotros hubo otros que fueron e hicieron. Al autorizar la destrucción de muchos de estos valores, algunos de ellos protegidos de hecho por la Ley, se está mutilando la memoria, despreciando nuestro pasado común y, en cierta manera, nos negamos a nosotros mismos.
A la vista de esta alarmante situación tres asociaciones culturales de nuestro entorno, una con casi cuatro décadas de trayectoria y actuación en el ámbito autonómico, la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública (AVPIOP), otra con una década de recorrido y muy atenta a cuanto sucede en Donostia-San Sebastián, Áncora, Agrupación Cívica para la Conservación del Patrimonio, y una tercera, de creación reciente y ámbito local, la Asociación Vecinal por un Abando Habitable y Saludable, quieren manifestar su honda preocupación por la peligrosa deriva que desde instancias municipales y forales tiende a facilitar la concesión de cuantos permisos se solicitan para la demolición de inmuebles que fueron diseñados por arquitectos relevantes o de tipologías singulares, la colmatación en altura de edificios cuya configuración original es de planta baja más una, las desafortunadas intervenciones de rehabilitación y la eliminación de los escasos espacios abiertos que aún perviven en las ciudades vascas.
Esta tendencia se ha hecho notar con fuerza en los dos o tres últimos años al calor de una recuperación económica a la que, por lo visto, no se puede poner ningún freno por muy justificado que esté. La presencia de grúas y hormigoneras en las calles es visto como un estado benéfico, motivo por el cual las licencias y las recalificaciones se otorgan con una facilidad que no encuentra barreras. En modo alguno nos oponemos al lógico desarrollo urbano, pero propugnamos que se haga compatible la sostenibilidad y habitabilidad de las ciudades en que vivimos con la preservación de sus señas de identidad ambientales y arquitectónicas porque son nuestras propias señas, las que han modelado la identidad que tenemos como ciudadanos.
Lamentables iniciativas como la construcción en el dique seco de Euskalduna de un edificio para el entretenimiento, los derribos del edificio industrial en José Mª Escuza 4 (Bilbao) y de las estaciones ferroviarias de Durango y Derio, en Bizkaia, la amenaza de demolición que pende sobre el Palacio Bellas Artes (que ha llevado a la UNESCO a lanzar una Alerta Internacional de Patrimonio en Peligro), el arrasamiento de las villas urbanas en Ondarreta y Ategorrieta, y el propósito de hacer desaparecer del edificio terminal de la Estación del Norte, en Donostia-San Sebastián, o la especulativa y anti-ecológica ocupación del patio del colegio de las Carmelitas (actual BAM), en el barrio de Abando, son algunos de los últimos y actuales despropósitos sobre los que queremos alertar y mostrar nuestro rechazo. No obstante, este avasallamiento urbicida, al que se han sumado incluso los Obispados de las diócesis locales, es genérico y afecta tanto a grandes ciudades como a localidades pequeñas, a los barrios céntricos como a los periféricos.
Los organismos oficiales de Protección del Patrimonio no parecen estar funcionando como debería esperarse de ellos y es por este motivo que las asociaciones culturales y vecinales que suscriben este escrito han decidido dar a conocer su preocupación, animando a la sociedad a tomar conciencia de que, si no somos capaces de enmendarlo, este camino sólo conducirá a la despersonalización de nuestros barrios y ciudades, al debilitamiento de la memoria colectiva, y a la pérdida de un valioso Patrimonio histórico-artístico que nos es propio como sociedad.
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