En 1956 el crecimiento de la población en Bilbao y, por tanto, la población escolar se hacía evidente y, en consecuencia, la necesidad de nuevas aulas. Encima de las dos construidas sobre el porche diez años antes se construyeron otras dos más. Poco a poco estos cuerpos laterales iban ganando altura. El arquitecto que realizó el proyecto fue Félix
Iñiguez de Onzoño.