Moción presentada por AMPA Cervantes IGE el 29 de octubre de 2020 para proponer que el derribo del edificio de BAM situado frente a su escuela se posponga durante la emergencia sanitaria.
Más información sobre la moción: https://igecervantes.org/2020/10/29/intervencion-en-pleno-municipal-de-hoy-jueves-29-de-octubre-de-2020/
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Acta pleno municipal: https://abandohabitable.org/wp-content/uploads/2020/10/201029_acta_pleno-muncipal_20201029.pdf
Exposición
Arratsalde on.
La verdad es que nunca pensé que tuviéramos que llegar a esto, a defender en el pleno municipal algo tan básico como la salud de los niños. Tener que elevar la voz sobre algo que parece evidente: el sinsentido que supone permitir demoler un edificio en perfecto estado frente a un colegio en mitad de una pandemia cuando lo que hace falta es ventilar para prevenir contagios de COVID-19.
Vengo en representación de la comunidad escolar de la escuela pública Cervantes, una escuela de infantil, primaria y una haurreskola, para trasladar la indignación, desamparo e indefensión que sufrimos las familias que llevamos a nuestros hijos allí ante la ausencia de respuestas concretas por parte de la Administración.
Venimos para pedir que se impongan las condiciones necesarias para que la ejecución de las obras de demolición no impidan la correcta ventilación de las aulas.
Primero quiero dar un poco de contexto, resumo brevemente la situación: frente a nuestra escuela el obispado de Bilbao tiene un edificio, que albergaba hasta hace poco la escuela de magisterio BAM. Quiere demolerlo para construir en su parcela la sede de su diócesis y vender casi la mitad del edificio para la clínica privada de Mutualia. Para ello el obispado solicitó la licencia de demolición. No voy a entrar aquí a hablar de la dudosa recalificación del suelo, para eso el asunto está judicializado y con la sentencia a punto de llegar.
Antes de la llegada de la pandemia ya habíamos expresado desde la AMPA nuestra preocupación por lo que podrían suponer para nuestra escuela las obras de demolición, excavación y construcción previstas. El ruido y el polvo de las obras dificultarían o directamente imposibilitarían dar clase.
La situación ha empeorado con la COVID-19: el peligro para la comunidad escolar es ahora mucho mayor. Estamos en mitad de una pandemia, en un emergencia sanitaria y en un nuevo estado de alarma. Los contagios, hospitalizados y, tristemente, los fallecidos aumentan día a día.
Hace falta tomar medidas excepcionales ante una situación excepcional, pero lo único que oímos a los responsables políticos es que quieren “minimizar la repercusión de las obras previstas”. Sí, esta es la respuesta que hemos recibido muchas familias desde la concejalía de educación: “minimizar la repercusión”. Entended nuestra preocupación ante esas palabras. Otras concejalías, como la de salud, ni se han dignado a respondernos.
La Escuela Cervantes, como todas, ha desarrollado su protocolo para prevenir la transmisión del coronavirus siguiendo las indicaciones del Gobierno Vasco. Una de las principales medidas para prevenir los contagios, que ya se está convirtiendo en mantra desde diferentes instituciones es la de ventilar, ventilar y ventilar. Todo indica, al menos así lo ha aceptado recientemente el Ministerio de sanidad, que la COVID-19 se transmite por aerosoles, por el aire que respiramos.
Necesitamos tener las ventanas abiertas y renovar el aire contínuamente. Con unas obras enfrente, esto es imposible, no se pueden cumplir con las condiciones que el Gobierno Vasco impone.
La licencia está a punto de ser concedida. Todo parece indicar que el derribo es inminente.
Si algo hemos aprendido en todo este proceso es que hay que adelantarse a los acontecimientos, hay que prevenir. Por eso venimos aquí ANTES de que se conceda la licencia. Nos diréis que no hacía falta, que ya estáis en ello, pero la administración no está respondiendo.
La concesión de la licencia es un acto reglado, lo sabemos. La Administración acorde a la normativa vigente no puede no conceder la licencia, pero sí que tiene margen de actuación. Sí que puede “imponer las condiciones necesarias para que la ejecución de las obras no interfiera en la correcta ventilación de las aulas del CEIP Cervantes ni, en general, con las medidas de prevención, higiene y promoción de la salud establecidas por la Administración Sanitaria, el Ministerio de sanidad y el gobierno vasco para hacer frente a la COVID-19”.
Estos condicionantes tienen que ser lo suficientemente restrictivos para garantizar la ventilación adecuada conforme a las exigencias/recomendaciones que los responsables sanitarios establecen. No valen medias tintas. La salud de toda la comunidad escolar y sus familias está en juego.
Gracias a las protestas y alegaciones de las familias se han incluido las primeras menciones a la emergencia sanitaria en un informe publicado hace 2 días que exige a la constructora realizar un estudio de Impacto acústico en relación a las necesidades de ventilación. Esto es una buena noticia, pero nada se dice sobre el problema del polvo de las obras, el tráfico, si el momento de realizar las obras coincide con el periodo escolar o menciona siquiera el horario lectivo. Todos son dudas a las respecto. Además, las medidas que se adopten tendrán que combinar las necesidades de ventilación del colegio con las de los propios vecinos de la zona. Necesitamos respuestas claras.
Quiero señalar ahora un tema relacionado: las trabas y dificultades que estamos teniendo para acceder a la información que obra en los expedientes municipales. Venimos al pleno habiendo podido consultar el expediente y los informes que contiene… hace unas horas!!!! Un expediente que solicitamos hace casi un mes, el 1 de octubre. No es el objetivo de mi intervención, pero no quería dejar de mencionarlo, ponerlo de manifiesto.
No exageramos al hablar del ruido y polvo tenemos un ejemplo muy cercano. A 200 metros está en curso una obra similar a la que se pretende realizar en la parcela del obispado: el edificio de la Fiscalía. Entre derribo y excavación llevan más de 3 años, acumulando retrasos, en un suelo de roca, como el de la parcela del obispado. Con un ruido insoportable alcanzando los 95 decibelios muchas veces. Con mucho polvo. Los vecinos preparan acciones judiciales después de lo que han sufrido y de la inacción municipal. Representa el futuro que no queremos.
En manos del pleno municipal está el actuar para evitar el desastre epidemiológico que pueden suponer estas obras frente a la escuela Cervantes.
A las alegaciones de los diferentes partidos, tanto partidarios como detractores, se les respondió brevemente, diciendo:
El ayuntamiento tiene como norma hacer cumplir la legislación, pero a la vez también puede hacerla conciliar con las condiciones actuales, con la situación de emergencia sanitaria.
No obstante, reducir un problema que tiene que ver con la salud pública, además de la de un colectivo vulnerable como es el de niños, niñas, muy pequeños y hasta bebés, a un mero problema de carácter administrativo es, cuanto menos, discutible.
En este punto, no merece la pena entrar a valorar además, el recorrido que nos ha llevado a este “momento administrativo”, entre ellos, el cambio del uso del suelo realizado ex-profeso en 2018, pero quizás sí conviene recordar que, si a unos les asiste el hecho de que se trate de un acto reglado frente al que poco o nada puede hacerse, a otros nos asisten otras herramientas como la prevalencia del interés público sobre el privado, las normas sobre prevención de riesgos, y, el más grave, la prevención de un delito contra la salud pública, repito, de niños y bebés; hablamos de cunas y carritos a escasos 12 ̶2̶0̶ metros de un derribo monstruoso [el ancho de la calle es de 12 metros].
Tienen/tenemos la oportunidad de dar un paso al frente y convertir la paralización de las obras en una insignia del ayuntamiento. Desde la responsabilidad política, les pedimos que valoren el coste a todos los niveles de este proyecto de cara a la confianza de la ciudadanía y la indignación que supondría cualquier daño a un menor. En lo personal, si nos permiten, les pedimos que miren a nuestros hijos como a los suyos propios; Nuestros hijos, son, los amigos de sus sobrinos, sus nietos y de sus propios hijos. Eskerrik asko.
Pablo Rey Mazón “Presidente de la AMPA”